miércoles, 28 de abril de 2010

Abril... época de ¿balances?

Sí... sé que vengo cargada de anacronismos. Éste, el de hacer balances fuera de temporada, es uno de los más llamativos. ¿Será porque a fin de año suelo llegar con lo que queda de mí? ¿Será porque habitualmente las fichas me caen siempre un poco más tarde que al común denominador de la gente? ¿Será porque estoy tan acostumbrada a adelantarme a los hechos que, en determinadas cuestiones, cuando efectivamente suceden, éstos me pasan desapercibidos frente a mis narices y caigo en la cuenta tarde, cuando ya estoy en el medio del baile? ¿Será porque nací en otoño? ¿Será porque con la llegada de los primeros fríos, con el caer de las hojas anaranjadas de los árboles, con las bufandas que se animan a asomar después de 6 meses de dormir con naftalinas, con los días más cortos -pero que paradójicamente se me hacen eteeeernos-, no me quedan más alternativas que aceptar que se acabó lo que se daba: el verano se baja de la cartelera hasta nuevo aviso, llevándose consigo el perfume de las flores de la cuadras que diariamente camino hasta mi casa, acallando el espíritu de fiesta y las noches interminables, postergando los helados, embalando las sandalias, palideciendo las pieles doradas y opacando los colores rabiosos...?
Definitivamente, no sé a qué debo el honor de este delay... la cosa es que la hora de contabilizar qué hay en mi "debe" y qué en mi "haber" me llega en el mes de abril.
Habitualmente tengo la sensación de que esta operación aritmética arroja resultados nefastos... y no precisamente porque haya mucho en la columna del "haber". Como era a las claras previsible, de todas las cosas que me propongo año tras año, muchas... muchísimas, quedan en el tintero, para ser nuevamente asentadas en el próximo ejercicio. Me pregunto si este resultado tendrá alguna relación con mi ya por ustedes conocida "nulidad absoluta"...
Contra todos los pronósticos, este balance anual me ha sorprendido gratamente. A continuación, paso a citar algunos de los acontecimientos que figuran en el "haber" de mi 2009:
  1. Luego de un 2008 con algunos altibajos y fuertes cimbronazos, me instalé en una hermosa casita, ubicada en un nuevo barrio, a los cuales me pude adaptar con bastante rapidez, pese a que no me tenía mucha fe... debo reconocer.
  2. Pude ir equipando mi hogar, despacito... lentamente... pero finalmente se puede decir que he conseguido hacerme de todas aquellas cosas básicas materiales que necesitaba para vivir dignamente.
  3. Después de mucho fantasear con la idea, y con poca experiencia en la materia, me convertí en la dueña canchera de un autito. Pero eso no es todo... lo más trascendente es que me animé a manejarlo... ¡y me encanta! Me proporciona un halo de libertad al que me estoy volviendo adicta.
  4. Casi al mismo tiempo, llegó mi mejor regalito de cumpleaños: una preciosa y adorable bolita de pelos que cabía en la palma de mi mano y maullaba sin parar a la que bauticé Beto. Desde entonces, Beto y yo nos convertimos en una suerte de "roommates", aprendiendo el uno del otro -digamos que yo tenía mucho más que aprender de él que él de mí en ese entonces- pasando por todos los matices que cualquier convivencia conlleva, claro está.
  5. Adopté nuevos amigos... de los grandes. Belze, Pantera, Herculina, Nildis, Recursita. Si bien ya los conocía de antes, en 2009 se forjó entre nosotros una de esas amistades inquebrantables, de las que permanecen firmes en las buenas y en las malas, en las que el diálogo con las miradas dice mucho más de lo que podrían llegar a definir las palabras. He compartido -y sigo compartiendo- con ellos momentos divertidos, celebraciones, fiestas, conciertos, recitales, despedidas, pijama-parties, interminables partidas de truco, picadas, comidas, almuerzos, paseos, viajes, salidas, mudanzas, idas al supermercado y al shopping, diseños, filmaciones, memos, microemprendimientos, risas, llantos, decepciones, angustias, miedos, alegrías, frustraciones, emociones... en una palabra, la vida. Me apoyaron en todo momento y me ayudaron a pararme de nuevo sobre mi propio eje, a reencontrarme a mí misma. Grandes joyitas que me trajo 2009.
  6. Fortalecí mi amistad con mis viejos amigos... algunos estando cerca; otros a la distancia. Éste último es el caso de mi querida Elizabeth, por ejemplo. Si bien Eli se jugó a vivir su propia aventura y partió con sus bártulos para el Sur, siempre la llevo conmigo en un lugar muy especial de mi corazón. ¡Tantas cosas hemos vivido juntas que ya es indefectiblemente una parte mía! Imposible enumerarlas a todas en este post. Baste con rememorar algunas: los fines de semana de estudiantes, encerradas preparando el examen venidero, las historias de amor, la profesión, las disquisiciones filosóficas, los puchos debajo de la escalera, las agarradas con sus respectivas charlas para recomponer relaciones, el anhelo de ser mejores personas, "el rayo que no cesa", las dudas acerca de nuestras respectivas identidades (cada una a su manera), el chiche con Edith Piaf sonando de fondo... Otro estandarte, mi amigo Ismael, a quien también a lo lejos se lo siente cerca... De los amigos que siguen amarrando en la Big Apple, durante 2009, mi amistad con Betina dio un vuelco: nunca nos sentimos más identificadas. Nos tocó atravesar situaciones difíciles, nos dimos ánimo mutuamente y salimos a flote, aunque a veces ella sienta que sigue flotando a la deriva... El tiempo me dará la razón. No puedo olvidarme de Diana. ¡Cuántos cafecitos con pucho incluido, a veces con tiempo y otras a las corridas! Igual nos las ingeniamos para seguir en contacto, hablando de las cosas de todos los días, de las cosas que nos afectan y de cómo hacemos para superarlas. Querida amiga... cómo agradecerle la rasqueta, la lija, la pintura, el mandado de último momento... Siempre, siempre, pero siempre... pase lo que pase, seguiremos siendo amigas... estoy segura. Y por último, las chiquis de la escuela. Cada una a su ritmo, cada una con sus respectivas historias, pero compartiendo desde las comidas hasta el nuevo diente de uno de los retoños, la llegada de un bebé, los logros profesionales, las fotos, los cuadros, los pacientes, los mails. Agradezco por seguir teniéndolas a mi lado después de tantos años.
  7. En el plano familiar, nació mi primer sobrino. ¡Tienen que verlo! Es un gorrrrdo hermoso, que nos tiene a todos embelezados. Pura sonrisa... nos cambió la vida. Sus papás, la abuelita, las tías... todos idiotizados con la criatura, que es un verdadero espectáculo.
  8. Como si todo esto fuera poco, estoy estrenando cuñado: ¡Duende, bienvenido a la familia! ¡Aguante Sri Lanka!
  9. Rose, mi mamá. Este 2009 nos encontró más compañeras que nunca... Doy gracias por sus consejos, sus cuidados -a veces un poco excesivos, pero bueno... cuidados al fin-, por haberme ayudado con los trámites que no pude hacer por estar en el trabajo, por nuestras charlas sobre los miedos que nos asaltan, los achaques que nos tiran abajo, los pequeños grandes triunfos. ¡Cómo quiero a mi mamucha!
  10. No quiero dejar de mencionar a un ser tan lleno de luz que encandila... y no sólo hablo por mi sino que me atrevo a hacer extensiva esta apreciación a todo aquel que la conoce: mi hermana... Hadita. ¿Qué habría sido de mí sin ella? ¿Sin su palabra justa, sin su compañía, sin esas tardes de mates y puchos, sin sus dibujitos, sin sus estrellas y planetas, sin sus letras, sin sus juegos, sin su brújula? Es un ser hermoso... siento una profunda admiración por ella y la adoro con toda el alma. Creo que aun no sabe lo que me fue enseñando y el efecto que su vida produce en la mía.

Esta larga lista de goles -para ir mentalizándome con la inminencia del mundial que se avecina- supera ampliamente el "debe", como habrán notado... Por suerte, este 2010 me encuentra con el corazón más grande, junto a mi felino inseparable, en mi hogar y sobre ruedas. Y estoy segura de que, armada como estoy hasta los dientes, los pendientes están en vías de extinción... Hagan sus apuestas. Yo brindo porque en abril de 2011 pueda contabilizar muchos más registros en mi "haber", si es que es posible seguir sumando...

martes, 27 de abril de 2010

Punto de partida: nulidad absoluta

¡Hola! Bienvenidos a mi flamante blog. Soy Aurora Casilda.

Me encuentro incursionando por estos lares para combatir una sensación de hastío que me embarga y que algunos eruditos han dado en llamar lisa y llanamente "nulidad absoluta".
Este concepto puede dar a entender varias cosas y todas ellas son válidas en este camino que recién comienzo a recorrer. Vayamos por partes...

En primer lugar, algunos podrían decir que alude a un mero tecnicismo legal. En efecto, tal como enseñan los libros de leyes, "una vez decretada la nulidad absoluta de un acto jurídico, las cosas habrán de volver a su estado anterior". En este sentido, estoy tratando de volver a mi estado anterior, a mi estado original. ¿Anterior a qué?, podrán preguntarse... lo irán descubriendo en la medida en que me acompañen en esta aventura.

Otros, más literales, podrían pensar que con el término "nulidad absoluta" hago referencia a mis capacidades; o mejor dicho, a mis IN-capacidades. ¡A ustedes, señores, los desafío a que esperen y vean! Aunque aun no conozca bien de qué soy capaz, no está muerto quien pelea. Y de eso se trata, de darle pelea a la inercia que anula.

Si algún entendido en el estudio de la psiquis humana pasara por aquí, tal vez aseveraría que mi autoestima no está muy sana que digamos... hay que estar muuuuy maaaal para confesar que uno padece síntomas de nulidad absoluta, ¿no? Pues bien, no sé qué tan mal estará mi cabeza por estos días en términos psicológicos, pero sí les digo que he pasado por el diván en más de una ocasión, que suelo ir de vez en cuando necesito claridad y escucharme a mí misma; y que, si bien comenzar a escribir viene a ser una suerte de oportunidad para la catarsis, más bien apunta a apropiarme de un espacio para desarrollar mis habilidades -cuales sean que fueran-, abrir las ventanas y echar a andar. Yo lo definiría más como una herramienta de autoconocimiento y descubrimiento interior que como una patología kafkiana.

Las Andanzas de Aurora nace entonces para dejar atrás la oscuridad, el gris y la opacidad de la rutina cotidiana, para despertar del letargo, y descubrir así qué tanto me estoy perdiendo de vivir acovachada por temor a fracasar. Vendría a ser como un "cable a cielo", si se me permite la expresión...

Dicen que cuando uno camina por el mundo, éste necesariamente lo transforma y viceversa; uno va dejando una huella, su propia huella. Bueno... ése es mi desafío ahora.

Al que le guste, bienvenido... al que no le guste, puede seguir navegando por el vasto y extenso río de blogs que fluye en paralelo.

Efectuadas que fueran las presentaciones, relatados los hechos, abierto el juego... ¡manos a la obra! Es hora de despertar. Y que sea lo que tenga que ser...