tag:blogger.com,1999:blog-71758911840243173902024-03-13T08:04:34.160-03:00Las Andanzas de AuroraAurora Casildahttp://www.blogger.com/profile/10267544561903695961noreply@blogger.comBlogger11125tag:blogger.com,1999:blog-7175891184024317390.post-27562200434461454472011-06-18T17:48:00.025-03:002011-08-18T16:45:49.142-03:00Encenizada<div>Día gris. No sé si son sólo nubes o si tienen alguna responsabilidad en ésto las cenizas que vienen viajando desde el sur...</div>
<br /><div>Hace frío. ¿Será que yo lo siento tanto porque hay humedad o será que soy yo la que está destemplada? Mis pies están congelados, casi entumecidos...</div>
<br /><div>Caos en la ciudad. Hay manifestaciones, embotellamientos y la gente anda convulsionada por la calle. Hay razones, como la final de futbol...</div>
<br /><div>Escucho música. Cerati, cuando aun estaba despierto, me está deleitando con sus canciones en versión sinfónica...</div>
<br /><div>Tomo mate. Como si tomando algo calentito me fuera a volver el alma al cuerpo...</div>
<br /><div>Beto duerme. Pegadito a la estufa, abrazado a mi sweater de lana gris y con una paz envidiable...</div>
<br /><div>Mañana es el "Día del Padre". Y yo, viejo querido, hoy te extraño entrañablemente... pese a que a donde vaya te llevo conmigo. Sí, lo sé... el sentimiento es contradictorio, casi tanto como yo.</div>
<br /><div>Estoy rara. Siento que lo gris del día, sumado al resto de los condimentos, bien integrados a la preparación, quieren tirarme abajo... pero no quiero ceder, no voy a aflojar.</div>
<br /><div>No tengo planes. No sé qué haré en lo que resta de este sábado... Puedo juntarme con amigos, puedo cocinarme algo rico, puedo ir al teatro o al cine, puedo irme a la cama y zambullirme en alguna peli de ésas que te conmueven hasta las pestañas, puedo encontrarme con él...</div>
<br /><div>Final abierto. </div>
<br /><div>Pronóstico: inestable... ¡Qué novedad!</div><div> </div>
<br />Aurora Casildahttp://www.blogger.com/profile/10267544561903695961noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7175891184024317390.post-91347509952293458892011-05-30T22:58:00.013-03:002011-06-17T23:14:12.889-03:00Nobleza obliga<div align="justify">Así... de repente... sin siquiera buscarlo... nos conocimos. Una fiesta de cumpleaños fue la ocasión. Que te invito una cerveza, que te enseño cómo se baila esta música si te dejás llevar, que pasame tu teléfono, que tomemos agua antes de irnos manejando nuestras respectivas naves, que... bla bla bla bla.</div><br /><br /><div align="justify">Y casi sin darnos cuenta, de la nada -"out of the blue" como dicen los gringos- empezamos a gustarnos. </div><br /><br /><div align="justify">¿Por qué será que cuando las cosas se dan así, tan simples, tan sin vueltas, tenemos reparos? En cambio, pareciera que cuando la historia viene intrincada, retorcida, compleja, uno se lanza al vacío casi sin dudarlo.</div><br /><br /><div align="justify">¿Será que no puede ser tan sencillo? ¿Quién dijo que las relaciones humanas no pueden ser naturales de entrada? ¿Para qué nos complicamos la vida cuando es mucho más sensato ser auténticos?</div><br /><br /><div align="justify">Hace menos de un mes que te conozco, y cada día que pasa me siento más en el aire...</div><br /><br /><div align="justify">Me gusta tu mirada decidida, tu voz ronca, tu sonrisa espontánea, tu energía para hacer las cosas que te llenan, tu libertad. Me gusta que me mimes, que me digas cosas lindas, que me cuides, que me cocines, que me llames. Me gusta gustarte, sorprenderte, charlar sobre cualquier tema. Me gusta pasar tiempo con vos, cocinarte, ver películas, ir del lado del acompañante. Me gusta que me dejes entrar en tu mundo y que aceptes mi invitación a formar parte del mío. Me gusta quiénes somos cuando estamos juntos...</div><br /><br /><div align="justify">Yo sé que en estas cuestiones es primordial que el tiempo, nuestro propio tiempo, vaya marcando el ritmo... no se trata de soplar y hacer botellas... para nada. Y ni hablar de la importancia que en esto de conocerse hay que darle a los hechos, que dicen más que mil palabras. Pero algo me dice que esta vez puede andar... no sé si será que estoy aprendiendo a ser cada vez más yo, incluso cuando estoy con vos, no sé si será que el pasado me ha enseñado a no apresurarme y a no idealizar así como tampoco dejar que me idealicen, no sé si serás vos y la nobleza que irradian tus ojos... pero siento paz. Y me gusta...</div>Aurora Casildahttp://www.blogger.com/profile/10267544561903695961noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7175891184024317390.post-30929632627769688892011-04-21T21:30:00.028-03:002011-04-22T02:34:42.477-03:00Liberté<div align="justify">La Pascua, según la Biblia, es el paso de la esclavitud a la libertad. El Cristianismo, por su parte, nos ha enseñado que "la Verdad os hará libres". Las democracias modernas se fundan en férreos principios como la igualdad, la fraternidad y la libertad. Las publicidades nos compelen a procurar ser cada vez más libres: si comprás tal o cual producto vas a sentirte más liberada; si juntás tapitas de gaseosa vas a poder hacer lo que quieras; si consumís determinado programa de televisión vas a poder tomar mejores decisiones, etc. La música, el cine y las artes en general también nos hablan de la libertad... </div><div align="justify">Pasa, sras. y sres. que la libertad es inherente al ser humano. El hombre nace libre y procura seguir siéndolo a lo largo de su vida... está en sus genes, por decirlo de alguna manera. Paradójicamente, a veces, en esta empresa apasionante que es la vida, uno termina por creer que sigue siendo libre aun cuando, en realidad, no puede vivir sin tal o cual producto, sin adquirir determinados bienes de consumo, sin alcanzar ese nivel socio-económico que -precisamente- le ha facilitado disfrutar de ese alto nivel de "libertad".</div><div align="justify">Pero la libertad no se mide en términos de bienestar exterior, de logros económicos ni de objetos que uno ha podido adquirir. Aunque hay quienes sostienen, motivados por las glorias del capitalismo, que el dinero ayuda a ser libre para "tener, comprar, conseguir lo que uno quiere".</div><div align="justify">La libertad de la que les hablo hoy yo nada tiene que ver con todo esto. Yo apunto a la libertad interior: esa que nos confiere el sabernos seres humanos que podemos pensar, decir y hasta sentir lo que queramos. El hombre es, por definición, libre. La macana es que, a medida que vamos creciendo, los condicionamientos externos, los miedos, las expectativas de otros, los mandatos, de alguna manera atentan contra esa libertad que nos define. Si bien es cierto que para vivir en sociedad, nadie puede ser del todo libre, porque "nuestra libertad termina donde empieza la del otro", a lo que voy es a que uno mismo, internamente, va coartando su propia libertad por cuestiones de orden psicológico o conductual que fue aprehendiendo. De ahí que uno no dice en voz alta todo lo que piensa, uno se controla para no hacer tal o cual cosa que podría eventualmente generar reprobación en un contexto determinado, etc.</div><div align="justify">En algunos casos, cuando la mirada del otro ocupa un lugar extremadamente predominante en nuestras vidas, llegamos a limitar nuestra libertad hasta de pensar o sentir. Claramente, en este caso, estaríamos ante un cuadro -creo yo- patológico: nuestra libertad sería ínfima en relación con la libertad de los demás, que adquiriría así un alto grado de protagonismo; tan alto que nos "sometería".</div><div align="justify">La mayoría de los seres humanos nos consideramos libres... hasta que nos relacionamos con otros. En mi corta experiencia de vida, he podido comprobar que personas de todas las edades, de todas las clases sociales, de todos lados, que uno certificaría que son plenamente libres o que, de proponérselo, podrían serlo, no lo son. Lo que sucede es que, cuando vamos creciendo, a los condicionamientos que mamamos de niños, se le van sumando otros. Cuando queremos darnos cuenta, estamos contra las cuerdas, peleando internamente con nosotros mismos para liberarnos de esos fantasmas que nos afrentan.</div><div align="justify">En mi caso particular, suelo ser bastante libre con algunas cuestiones: no me ata la religión, no me siento oprimida por las ideas de vanguardia, no soy esclava de la moda ni de la apariencia, no soy una consumidora compulsiva, no me atormenta el hecho de no tener tal o cual cosa. Pero en cuanto a las relaciones interpersonales, debo admitir que no soy todo lo libre que querría ser.</div><div align="justify">Esto quiere decir que hay situaciones en las que no me atrevo a hacer lo que quiero, hay personas a las que me cuesta mucho decirle lo que pienso o lo que siento. Y eso tiene que ver con que tengo lisa y llanamente miedo. Miedo a hacer cosas que nunca hice, a equivocarme, a hacer el ridículo. Miedo a que no me quieran, a no cumplir con las expectativas que, asumo, otros tienen de mí, a decir que no. Se podría hasta decir que esto del miedo es mi "talón de aquiles". De ahí mi "miedo a la libertad" del que les hablaba en otro post...</div><div align="justify">Ahora, contradictoria como soy, no le temo a conocer personas y lugares nuevos, no me da miedo vivir historias que impliquen involucrarme, no siento miedo de darme, no me paralizo ante situaciones que otros podrían considerar difíciles y hasta injustas, no suelo darme por vencida cuando la vida da esos golpes duros de asimilar: prefiero vivir y sufrir a no haber vivido para evitar eventualmente el sufrimiento.</div><div align="justify">La lucha es interminable: cuando uno cree que ha ganado la batalla, una nueva oportunidad de ser libre o no serlo se presenta, y algunas veces se vuelve a caer en las redes del sometimiento; a veces inconscientemente y otras, bien a sabiendas.</div><div align="justify">Humildemente, pienso que lo importante no es no tener que pelear más contra estos molinos de viento: creo que lo valioso es que en cada caso, uno pueda verse, reconocerse, saberse débil y quererse igual. Éste sería el primer paso. Luego, surgen los cuestionamientos internos, de los que uno no puede escapar si quiere vivir una vida auténtica: "¿es esto lo que yo quiero/siento/pienso en verdad?" Acá lo ideal entiendo que sería que, en base a la respuesta, podamos actuar en consecuencia. No creo que haya que castigarse si uno no lo consigue de buenas a primeras... sobre todo si se pone en perspectiva que, habiendo vivido toda una vida condicionado, esto de ser libre no va a resultar tan simple como soplar y hacer botellas. Lo fundamental es no engañarse a uno mismo, y tenerse paciencia... esa paciencia que nace del amor incondicional que uno va aprendiendo a tenerse. Cuando una persona se sabe amada se empieza a liberar. De a poco, ese ser que es uno mismo, que se conoce como nadie y que es amado a pesar de sus limitaciones, pasa a ser un ser plenamente libre. Y no porque haga o diga lo que quiera a los cuatro vientos; simplemente porque sabe cuál es su lugar y quién es, y es libre de serlo, particularmente, en cada caso concreto que se le va presentando. Entonces, cuando sienta que se lo quiere manipular, cuando se le quiera imponer algo, cuando alguien pretenda de él algo que no quiere dar; sabrá cómo no dejarse someter, cómo liberarse, cómo decir que no. Hace poco escuché un tema de Rosana que cada vez que suena me conmueve, se llama "Llegaremos a tiempo" y dice: "Sólo pueden contigo, si te acabas rindiendo". Pienso que aplica para esto de no bajar los brazos y seguir conquistando la libertad interior.</div><div align="justify">Yo sé que esto puede parecerles una gran pelotudez, que muchos ni siquiera compartan mi punto de vista, que algunos piensen "efectivamente, sí... Aurora es una contradicción caminando" (lo cual no sólo no niego sino que afirmo)... En definitiva, sé que puedo no gustarle a todo el mundo y que, mejor aún, no tengo que gustarle a todo el mundo. Y es un gran alivio saber que mi valía como persona no está puesta en esas variables, sino en cuestiones tales como el coraje con el que combata mis miedos, el esfuerzo que ponga en superarme, el empeño con el que me siga conociendo más a mí misma y me sea fiel. </div><div align="justify">Estoy en proceso de convertirme en quien soy... Citando a Juan Gelman: "aquí pasa, señores, que me juego la muerte" ("El juego en que andamos"). </div><div align="justify"> </div>Aurora Casildahttp://www.blogger.com/profile/10267544561903695961noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7175891184024317390.post-75477198595217694212011-03-17T20:36:00.024-03:002011-03-18T00:20:35.339-03:00Catarsis<div align="justify">No sé muy bien qué me anda pasando... estoy como abatida por una maraña de sensaciones encontradas, por un remolino de sentimientos de esos que consiguen generar inestabilidad...</div><div align="justify"> </div><div align="justify">Haciendo un breve repaso, me di cuenta de que es posible que ésto se deba a varias cosas, como por ejemplo:</div><ul><li><div align="justify">el final del verano y la inminente llegada del otoño, lo que trae aparejado que los días sean un poco más cortos y que anochezca más temprano, que las temperaturas disminuyan considerablemente, y que las flores comiencen paulatinamente a dejar de emanar ese perfume embriagador;</div></li><li><div align="justify">la inexorable llegada del mes de abril, que -como asiduos lectores, ya saben- me induce a mirar las cosas desde una perspectiva diferente, conminándome de alguna manera a poner en la balanza todo lo que hice y dejé de hacer durante el año que pasó;</div></li><li><div align="justify">los cambios rotundos que la realidad nos impone, que no son necesariamente malos porque suelen implicar una serie de ajustes que siempre, a la larga, terminan siendo positivos... aunque uno no tenga muchas ganas de adaptarse a ellos, si le dieran a elegir;</div></li><li><div align="justify">la agobiante historia cíclica de cada uno: eso de que la rutina por momentos consiga ganar la pulseada y uno termine por pensarse como un mero espectador de su propia existencia, situación ésta que me rebela pero que no consigo erradicar del todo;</div></li><li><div align="justify">los miedos, incluyendo entre ellos, al miedo a la libertad, sobre el que les comentaba en mi post anterior;</div></li><li><div align="justify">el caos de tránsito;</div></li><li><div align="justify">la soledad;</div></li><li><div align="justify">el no sentirse comprendido por el otro, lo cual es resultado lógico de que no logremos, en primera instancia, comprendernos a nosotros mismos;</div></li><li><div align="justify">la ardua tarea de darse, de barajar de nuevo, de cerrar capítulos que no conducen a ninguna parte, de animarse a ponerse en juego -so pena de salir lastimado-, con el altísimo grado de ansiedad que todo ello trae consigo;</div></li><li><div align="justify">la postergación de proyectos, sueños, ilusiones y juegos, que se sigue del mero hecho de volver al ruedo y de enfrascarnos de lleno en la rueda gris de las responsabilidades;</div></li><li><div align="justify">la devastadora tragedia que azota a Japón y al mundo entero;</div></li><li><div align="justify">la angustiante pobreza socio-económica que padecemos como sociedad, que duele y nos compele a la lucha, aunque a veces sintamos que estamos peleando contra molinos de viento por momentos;</div></li><li><div align="justify">el agotamiento mental y anímico que resulta de todas estas situaciones entrelazadas, de todos estos ingredientes juntos.</div></li></ul><p align="justify">Pero -por suerte, siempre hay un "pero" en la mayoría de mis elucubraciones- como después de la lluvia sale el sol, tengo que reconocer que este desasosiego que a veces me invade suele escabullirse de la misma manera en que llega: subrepticiamente. De hecho, aun cuando las lágrimas desborden, confío en que "mañana será otro día", "cada vez que se cierra una puerta, se abre una ventana", "no hemos de darnos por vencidos ni aun vencidos"... </p><p align="justify">¡Guarda que no es que me conmuevan las frases hechas o que me programe para repetir esas afirmaciones típicas de los libros de autoayuda -sin desmerecerlos, por supuesto-! Pasa que, en el fondo, mis queridos, soy una incurable optimista y no lo puedo evitar. Estoy convencida de que cada experiencia que vivimos encierra una enseñanza, cada amanecer alberga miles de posibilidades, cada golpe nos hace más fuertes para seguir andando. Lo sé porque ya me ha pasado. El tema es que esto de vivir es apasionante: si bien cada vez los miedos como las expectativas son más grandes, y uno no deja de ponerse más grande tampoco; por otra parte, hay cosas que uno ya fue adquiriendo, hay menos preguntas -y más punzantes- y hay también un puñadito de certezas... la sumatoria de todo, en definitiva, nos ayuda a ir desentrañando la madeja, a correr el velo y a vislumbrar la senda. </p><p align="justify">Y así, de a poco vamos empezando a apreciar las hojas que caen de los árboles formando alfombras de colores, los chocolates calientes, el reconfortante calor de las estufas, los encuentros anhelados, las películas en la cama, las mantas de polar, las noches más largas precedidas por días más cortos, el viento en la cara, las sorpresas y alegrías que nos deparan los cambios, la aventura de disfrutar del viaje por más abarrotada que esté la ruta, la adrenalina que nos produce el sabernos protagonistas de nuestra vida, el inmenso cariño incondicional que nos genera el conocernos un poco más, la infinita posibilidad de darse, la felicidad de sentirnos acompañados aun cuando estamos solos, la empatía con el que sufre, que nos hace más humanos y nos reconcilia incluso con nuestras propias miserias, la satisfacción de haber superado la prueba, la certeza de haber dado pelea a los monstruos que no dejan de aterrarnos...</p><p align="justify">Estos días fueron angustiantes, sin duda... Sin embargo -les confieso- que haberme hecho este tiempito para compartir estas líneas con uds., me hizo mucho bien. </p><p align="justify"> </p><p align="justify"> </p>Aurora Casildahttp://www.blogger.com/profile/10267544561903695961noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7175891184024317390.post-38376115593850707002011-01-23T00:57:00.130-03:002011-01-26T23:27:50.065-03:00El miedo a la libertad<div align="justify">Antes de que me denuncien, quiero hacer una declaración: el título de este post es idéntico al de un libro de Erich Fromm; libro que tengo en mi biblioteca pero que por el momento no he siquiera abierto. Incurrí en el plagio -que en rigor de verdad no es tal porque estoy poniendo de manifiesto de dónde proviene la cita- por el simple hecho de que no se me ocurrió ninguna otra manera mejor de describir lo que ha estado exacerbando mis neuronas últimamente. </div><div align="justify">Uds. están en todo su derecho de aseverar que estoy loca... y sí... convengamos que hay que estar un poco loco para vivir en este mundo, digitado por unos pocos a costa de un contingente de "nadies". No obstante, no me voy a detener ahora a desarrollar esto acá: el espejismo que nos impone la postmodernidad será, en todo caso, materia de debate para otra oportunidad. Pero sí... confieso que soy una "loca linda".</div><div align="justify">Retomando el tema principal -sepan disculpar la dispersión que me invade-, aprovecho para aclarar el alcance de lo que yo quiero significar por "miedo a la libertad". Desde ya, no me estoy refiriendo a cualquier libertad, por lo que quedarían fuera de este análisis la libertad sexual, la libertad para elegir qué color de pelo usar, la libertad de prensa, la libertad de expresar ideas; entre otras tantas que supimos conseguir con sangre, sudor y lágrimas... por lo que ya son nuestras desde el minuto uno en que llegamos a este mundo y por imperativo legal.</div><div align="justify">Cuando cito a Fromm al hablar del "miedo a la libertad", apunto nada más y nada menos que al miedo a "ser" libres.</div><div align="justify">La existencia, el hecho de estar vivos, de ser, implica -desde mi humilde punto de vista- el desafío de poner en juego todo lo que somos en cada cosa que elegimos y en cada vínculo que forjamos. Y en estos días, he sentido que muchas veces uno vive, uno existe, pero no es taaaaaaan libre como cree. En efecto, pude comprobar que ser todo lo libres que queremos ser no es tarea sencilla; máxime en esta época en que, paradójicamente, tenemos libertad hasta para elegir no ser libres. </div><div align="justify">Cuando uno decide ser libre, actúa libremente. Esto, llevado al plano de las relaciones humanas, necesariamente supone exponerse, abrirse, fluir, expresarse... en pocas palabras, dejarse ser. Y ahí es cuando asoma el miedo... ¿y si no le gusto? ¿y si lo que tengo para decir le parece una boludez? ¿y si subestima mis inquietudes y corro el riesgo de que con su descalificación termine de caérseme el mundo encima? ¿y si no me entiende? ¿y si con lo que siento, al expresarlo, me siento vulnerable? ¿y si me arriesgo y finalmente vuelvo a quedarme sola... otra vez?</div><div align="justify">En este punto me quiero detener: si uno adopta como pilar de su existencia -y de la existencia humana en general- a la libertad; cuando uno abraza esa libertad, ineludiblemente tiene que lidiar con el miedo. Ese miedo que se manifiesta como un escalofrío que recorre nuestra espalda, como un monstruo grande que pisa fuerte, como un gran iceberg que nos bloquea y nos paraliza, desnaturalizándonos. Este miedo del que hablo es tan pero tan poderoso a veces, que uno puede terminar optando por renunciar a su libertad, prefiriendo dejar las cosas como estaban con tal de no tener que enfrentarse a él.</div><div align="justify">Creo que lo valioso de vencer al "virus del miedo" -parafraseando una vez más a mi querido Ismael- es que, una vez derrotado, una vez sorteado ese obstáculo, el ser humano conquista su libertad y se convierte en un ser libre. Y el hecho de sabernos más libres que nunca, de haber podido "ser" quienes en verdad somos, es el mayor logro al que podemos aspirar. </div><div align="justify">Por otra parte, vivir plenamente la libertad en el marco de la interacción con un otro, me conlleva a reconocer en ese otro el mismo grado de libertad. Por lo que, al momento de construir vínculos humanos sanos y auténticos, se torna imprescindible considerar a las personas dignas y merecedoras de libertad; incluso cuando ellas mismas aun no se hayan descubierto como tales.</div><div align="justify">Me imagino que a estas alturas estarán pensando que este post es un juego de palabras... pero no. La idea era tratar de compartir con Uds., mis queridos lectores, lo que recién a mis casi 33 años, he descubierto como vital. Como ya esbozara vagamente a lo largo de otras entradas, honestamente estoy un poco cansada de pelear batallas infructuosas contra fantasmas que sólo se alimentan de histeria, agotada de jugar con reglas que terminan imponiendo la victoria (libertad) de unos por sobre el fracaso (esclavitud) de otros; me niego absolutamente a esconderme tras una máscara llegando al extremo de desconocerme. Hoy por hoy, quiero ser libre aun a riesgo de quedarme sola... Definitivamente, prefiero estar sola pero no tenerle miedo a mi libertad; no quiero temer ser quien soy. Esto viene a cuento de que, los valientes que atravesaron todas las etapas de este camino, dicen que no hay peor soledad que aquella a la que uno mismo se condena cuando no se elige.</div><div align="justify">Ahora bien, hay que puntualizar en esta instancia que el ejercicio de la libertad no es excluyente de la vida en pareja; no nos impide que podamos entablar relaciones humanas de ningún tipo... sólo exige que éstas también sean libres, que se basen en el respeto mutuo de la libertad de cada uno.</div><div align="justify">Por otra parte, estas reflexiones que someto a vuestra más distinguida consideración, concluyen en que vale la pena el desafío... pese a que los resultados puedan parecer en un primer momento adversos; aunque aquello que anhelamos en lo inmediato se nos escurra de entre los dedos; a pesar de que ese otro termine por elegir no vivir en ese mismo plano de libertad que -por el sólo hecho de existir- le corresponde y, por ende, quedará latente en su interior hasta que se decida a alcanzarlo. </div><div align="justify">Es que, como ya les advertí antes, el otro -como ser libre que es- bien puede decir que NO, que no sabe cómo darse, que no quiere exponerse, que prefiere dejar las cosas ahí, que opta por no ser libre, aunque parezca contradictorio. Y tenemos que saber respetar las decisiones del otro, de la misma manera que nosotros exigimos que las nuestras sean respetadas.</div><div align="justify">Sin embargo, no todo está perdido... luego del abatimiento, del sabor amargo de la tristeza, de la impotencia que nos puede acarrear la elección que en definitiva hace el otro; allá a lo lejos, es posible vislumbrar una luz, un poco tenue al principio. Esa lucecita luego se va convirtiendo en un rayo incandescente, para transformarse finalmente en un sol radiante que brilla con tanta fuerza que hasta nos encandila: hemos ganado la batalla... vencimos ese miedo a la libertad, conseguimos conquistarla.</div><div align="justify">Como diría Jean Paul Sartre, uno de los más conocidos expositores del existencialismo, "estamos condenados a la libertad". Cuanto antes la vivamos, cuanto antes optemos por ser libres, más fieles nos seremos... más pronto nos habremos encontrado... más simple será para un otro encontrarnos.</div><div align="justify">Espero que no se hayan aburrido leyéndome... De todas maneras, pese a que temo que mis cavilaciones les parezcan un embole, elijo postearlas igual... aunque decidan dejarme sola y zambullirse en otro blog. Ja!</div>Aurora Casildahttp://www.blogger.com/profile/10267544561903695961noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7175891184024317390.post-78286588050496068992010-12-30T15:50:00.014-03:002011-01-29T16:47:14.755-03:00Para mis amigos... una reflexión de fin de año.<div align="justify">"Año Nuevo, vida nueva". Sí, sé que es muy trillada esa frase... Sé que uno no se reinventa porque cambie el calendario y vuelva a correr la perinola... Sé que en breve arranca el 2011 y que indefectiblemente va a venir cargado de un puñado de cuentas que quedaron pendientes, de temas sin resolver, de vínculos por afianzar, de objetivos que no hemos podido lograr...</div><div align="justify">Pero lo bueno es que viene... y que, así como hay cosas que arrastra del año anterior, no es menos cierto que también se vendrá insuflando nuevos aires, nuevas posibilidades, abriendo camino a nuevos proyectos, nuevas sorpresas, con la perspectiva de conocer gente nueva, conseguir nuevos trabajos, conocer nuevos lugares, vivir nuevas historias... </div><div align="justify">Dicen los que saben que para vivir lo nuevo hay que cerrar primero la etapa que se deja atrás; para dar un paso, hay que necesariamente adelantar el pie que quedó relegado en el paso anterior. Pero no sé si en este caso se aplicaría estrictamente hablando...</div><div align="justify">En mi caso personal, estoy ansiosa porque llegue el 2011 para barajar de nuevo y andar, sin saber muy bien hacia dónde; sin saber tampoco qué me deparará, pero andar al fin... Soy -junto con el querido tío Mario Benedetti- de esas personas que piensan que una de las cosas más importantes en la vida es andar... no dejarse estar, no quedarse paralizado, no bajar los brazos, no dar nada por sentado, no salvarse, no suplir la voluntad de nadie ni permitir que nadie supla la nuestra, caminar, correr, caerse y levantarse... sobre todo eso, siempre levantarse.</div><div align="justify">Ahora bien, es una realidad que este 2010 no nos deja solamente saldos en rojo ni se va con las manos vacías. Al irse, nos deja un sinfín de buenos momentos, un par -o dos- de enseñanzas, una estela de regalos de esos que no se pueden comprar. Diría mi buen amigo Ismael que aun quedan "tantas cosas por nombrar, tantas cosas por hacer... todas contigo". Y, como de costumbre, así también lo veo yo. </div><div align="justify">Por eso, en estas fiestas -si de nombrar regalos se trata- el mío consiste en haber compartido con vos tu dolor, haberte prestado mi hombro, haber podido escucharte, haberte dado mi tiempo, mi opinión, mi casa. Mi regalo es haber celebrado codo a codo tus logros, tus alegrías, tus pequeños instantes de felicidad. Mi regalo es haberme dado.</div><div align="justify">Claro que este obsequio del que hablo no se circunscribe a mí solamente: para ser pleno, completo, requirió de tu presencia, de tu contraprestación -como se dice en la jerga abogadil-. De ahí que estoy tan agradecida por haber podido contar con vos. Te doy gracias por tus abrazos, tus silencios, tus risas, tus mates, tu mirada, tu palabra, tu estar ahí para mí cuando lo necesité. De esta manera, mi regalo es también que vos te me hayas dado.</div><div align="justify">En definitiva, y aunque parezca un trabalenguas, creo que el mayor regalo es darse. Y poder darme/nos no tiene precio. </div><div align="justify">Mañana, cuando llegue el 2011, voy a brindar por seguir andando, dándonos, proyectando, soñando, riendo, llorando, levantándonos, compartiendo, creciendo, superándonos, animándonos, aprendiendo... En suma, mi deseo es que en este nuevo año sigamos cultivando el regalo de nuestra amistad, que cumplamos todos nuestros deseos y que no nos pasen desapercibidas esas pequeñas cosas que nos hacen simplemente felices.</div><div align="justify">¡Gracias por todo 2010, hasta siempre! ¡Bienvenido 2011!</div>Aurora Casildahttp://www.blogger.com/profile/10267544561903695961noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7175891184024317390.post-9859524384480106692010-11-24T21:45:00.008-03:002010-11-25T00:15:15.235-03:00Y la vida pasa...<div align="justify">De un tiempo a esta parte estuve mascullando ideas... sobre algunas de ellas me voy a detener en este post.</div><div align="justify">"La vida es aquello que te pasa cuando estás ocupado haciendo otros planes", decía John Lennon en una de sus canciones... ¡cuánta verdad!</div><div align="justify">Uno se pasa la vida agendando actividades, apuntando reuniones, armando programas, y al final, termina por sentir que no hizo nada; que nada verdaderamente relevante le ha hecho estremecer, le ha tocado el alma, le ha hecho más feliz.</div><div align="justify">Hace poco, hablando con un amigo, yo le comentaba acerca de la profunda insatisfacción que me producía la gris rutina que englobaba mis días, la frustración que me generaba el no poder hacer nada para modificar ningún ítem de mi agenda, lo diferente que había soñado que iba a ser mi vida cuando era una niña, en contraposición con lo que actualmente terminó siendo.</div><div align="justify">Luego de escucharme con especial atención, me dijo algo que me dejó pensando, y que guarda mucha relación con la frase de Lennon: "te estás perdiendo de vivir lo mejor, pensando en lo que no fue... haceme caso, cuando salgas mañana de tu casa rumbo al trabajo, en la oficina, cuando salgas a la calle, mirá a tu alrededor... estate atenta... en todos lados vas a encontrar ocasiones para llenar de sentido tu vida, para ser feliz".</div><div align="justify">¡Y cuánta razón tenía! Hay tantas cosas que nos suceden a diario que nos reconcilian con el mundo, con nosotros mismos... El olor de los jazmines floreciendo; la sonrisa de un niño; la perseverancia de los ancianos que, pese a sus achaques propios de la edad, siguien dando pelea, aunque más no sea pidiéndote ayuda para cruzar una calle; el sagrado mate con los compañeros del trabajo; la vuelta al parque; el canto de los pajaritos cuando amanece; el olor a tierra mojada después de la lluvia; la complicidad con los amigos; la tranquilidad de conciencia después de haber hecho las cosas bien; la letra de una canción que nos hace soñar con la posibilidad de un mundo mejor; el reconocerse frágil y vulnerable hasta las lágrimas, que siempre se comparten; la felicidad por haber logrado un nuevo desafío; el poder abrir el alma una y otra vez, aun después de haber sufrido varias heridas; el saberse niño, a pesar de los años que uno tiene encima...</div><div align="justify">Es cierto; de hecho, a mi personalmente me pasó: si alguien me hubiera preguntado hace 20 años atrás cómo sería mi vida a esta altura del partido, mi respuesta habría sido otra. ¡Pero... qué bueno que pude aprender a valorar esas pequeñas cosas! ¡qué bueno que me animé a encarar otros proyectos, a andar otros caminos cuando el mío, el que me había trazado en su momento, no tenía salida! ¡qué bueno que todavía hay cosas que nos sorprenden, que nos tocan el alma! ¡qué bueno que aun podamos encontrarnos aun en la vorágine de la rutina cotidiana! ¡qué bueno reconocerse en la mirada del otro! ¡qué bueno poder compartir el peso de nuestros fracasos con esos hermanos que uno va eligiendo en el camino!</div><div align="justify">No tengo recetas... no sé cuál es la clave... sólo sé que hay que relajarse, abrir los ojos y dejarse llevar más...</div><div align="justify"> </div>Aurora Casildahttp://www.blogger.com/profile/10267544561903695961noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7175891184024317390.post-60231836063965935792010-07-16T20:37:00.034-03:002010-07-17T13:51:09.265-03:00La estructura de la desestructura<div align="justify">Ante todo, me disculpo por el tiempo que hace que no escribo... comprenderá Ud. al finalizar de leer estas líneas, que todo tiene una razón de ser, y que lo que parece a simple vista un "cuelgue" no traduce otra cosa que la que me propuse conseguir al iniciar este emprendimiento catártico: vivir el momento.</div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify">Efectuadas estas aclaraciones, vayamos al tema que me trae acá hoy...</div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify">Hace poco tiempo, tuve el honor de conocer a una persona que, casi al pasar y sin intenciones de generar -creo yo- otra cosa que una buena impresión, me dijo: "las contradicciones son el motor de la historia".</div><div align="justify">Imagine Ud. mi sorpresa cuando, haciendo yo hincapié en una de las que consideraba mis mayores debilidades, me encuentro con la posibilidad de cambiar de perspectiva, animándome así a repensar el concepto y las estructuras sobre las que éste reposaba. El desafío se tornó ineludible, cuando, luego de pronunciar la frase, esta persona -Lord Jenkins, reconocido científico social en formación- agregó: "deberías sentirte orgullosa de tenerlas". ¡Plop!</div><div align="justify"> </div><div align="justify">Nunca, hasta ese momento, había visto a las contradicciones desde esa óptica: para mí, se trataba de luchar contra ellas para alcanzar así la integridad de la adultez, la estabilidad emocional. De alguna manera, ahora existía una nueva alternativa; la de vivirlas como un paso hacia el cambio, hacia el crecimiento. La sola idea de pasar de una connotación a la otra encerraba en sí misma una contradicción por oposición...</div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify">¿De dónde cuernos saqué que tener contradicciones es algo negativo, que uno tiene que ir por la vida como haciendo la plancha en la seguridad de sus decisiones equilibradas que, por ser tales, no se contradicen? Analizando la temática con otros ojos, las contradicciones habilitan cuestionamientos y planteos que al pensamiento lineal y monocorde no se le ocurren. Claramente, habiendo visto la riqueza que se esconde tras este nuevo significado de la palabra, si me dieran a elegir, prefiero sufrir a no sentir; equivocarme a no buscar nuevos horizontes; in-dig-nar-me y dar batalla a quedarme inmóvil al borde del camino. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify">El ser humano necesita de estructuras para poder fundar su existencia; sin ellas, no hay subjetividad que pueda permanecer en pie y mucho menos, echar raíces sólidas. Ahora bien, guarda con la solidez de las estructuras; no vaya a ser cosa que éstas sean de hormigón armado; tan pesadas que nos impidan siquiera esbozar la idea de cambiarlas cuando nos estancan y nos hunden.</div><div align="justify">En este sentido, puede decirse que estoy trabajando en la adopción de "la estructura de la desestructura", para seguir citando a Lord Jenkins. Es revelador, y por suerte, es parte del trato...</div><div align="justify"></div><div align="justify">Y hablando un poco de los fenómenos sociales, de la repercusión que genera la sociedad en la vida de cada miembro, y viceversa, hoy alzo la copa por la sociedad argentina que, pese a sus contradicciones -o debiera decir, gracias a ellas-, supo valorar la libertad y la igualdad individuales por sobre el paternalismo y la intolerancia, al aprobar la ley que habilita el matrimonio civil entre personas, sin importar su preferencia sexual. Creo que como sociedad, y más allá de lo que cada uno pueda llegar a pensar o sentir en su fuero interno, hemos dado un paso muy importante hacia la integración, hacia el respeto de lo diferente, hacia la lucha por la justicia, motivo por el cual me enorgullezco, también.</div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify">En última instancia, un agradecimiento especial a Lord Jenkins, por haberme dado luz contribuyendo de alguna manera, a mi crecimiento personal... como Dios manda (dd).</div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify">En suma, nunca es tarde para nacer de nuevo... citando a los grandes, Antonio Machado diría "hoy es siempre todavía"... Ismael Serrano agregaría "toda la vida es ahora". Brindo por eso ¡Salud!</div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div>Aurora Casildahttp://www.blogger.com/profile/10267544561903695961noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7175891184024317390.post-8257003809687028742010-05-09T19:41:00.023-03:002010-06-26T16:51:21.149-03:00Carta a papá<div align="justify">El otro día estaba con Hadita y Macrán y, sin proponérnoslo, terminamos hablando de vos... Es increíble que después de 10 años de no tenerte físicamente entre nosotros, te sigamos sintiendo tan presente... </div><br /><div align="justify">Macrán no te conoció... así fue que con Hadita le hicimos un breve racconto de la persona que fuiste, de lo que hiciste, de lo mucho que estudiaste, de tu espíritu de lucha, de las "casualidades" que enmarcaron tu vida, de tu sabiduría, de tu legado, de tu partida...</div><br /><div align="justify">Luego de un par de horas en el auto, varios cigarrillos, algunas lágrimas y una imborrable sonrisa dibujada en nuestras caras -caripelas, más bien te diré... como te imaginarás, ya eran casi las 2 de la mañana cuando comenzó la conversación- concluimos que fuiste un tipo exitoso. Aclaremos: el éxito entendido en el sentido más acabado y profundo de la palabra. Es decir; no montaste una empresa multinacional, no acumulaste riquezas materiales, no hiciste grandes descubrimientos científicos, no dirigiste los destinos de una nación. Sin embargo, fuiste exitoso como ser humano, como marido, como padre. </div><br /><div align="justify">Viviste una vida admirable, llena de reveses que, lejos de derrumbarte o abatirte, te fortalecieron: viniste de Europa con 8 meses de vida, huyendo de los fantasmas de la Primera Guerra Mundial; creciste en un pequeño pueblito como Morteros; lograste insertarte pese a las barreras propias del idioma; estudiaste más allá de la falta de recursos económicos. Después vino el internado en Santa Fe; tu vocación de servicio que te llevó nuevamente a Europa, esta vez para perfeccionarte en las más prestigiosas universidades de Roma y París -¡nada menos!-; la docencia. Luego, tu vida dio un giro: te casaste, nos tuviste a nosotros tres, te reinventaste para poder ganarte la vida haciendo lo mejor que sabías hacer: "tocar almas". Y así fue como empezaron las valijas, los aviones, los cursos, las charlas, los recursos humanos. Paradójicamente, en los '90, cuando lograste por fin enlistarte en el club de los "propietarios", y mientras se respiraba un clima de fiesta y prosperidad en el país, el trabajo empezó a menguar. No obstante, nunca perdiste la calma. Siempre, por más angustiado que estuvieras, tu semblante reflejaba una paz que contagiaba. Tanta paz irradiabas, que aun los que no te conocían bien quedaban sorprendidos. Porque tu paz era auténtica; no tenía doblez; no escondía cobardía ni conformismo. Y en paz te fuiste, como no podía ser de otra forma...</div><br /><div align="justify">Con Hadita recordábamos -entre otras- tus marcas registradas: tu inconfundible campera roja, la pasión con que devorabas los libros, los programas de Grondona, los cafés con leche de todas las mañanas, tu preocupación por las corrientes de aire "traicioneras", las botas de gamuza, los partidos de Gaby Sabatini, los traqueteos de tu máquina de escribir, las sobremesas eternas.</div><br /><div align="justify">Creo que tu éxito como papá se debió a que no tomaste atajos sino que elegiste andar el camino, por más sinuoso que éste se pudiera poner a cada paso que dabas. No fuiste un padre ausente ni permisivo; tampoco autoritario: sabías poner los límites y estabas abierto a escuchar nuestros descargos ante una medida que -a nuestro modo de ver- era desproporcionada o injusta. Habilitabas el diálogo y el cuestionamiento, lo que sin dudas fomentó tanto nuestra capacidad de argumentación así como el convencimiento de que éramos dignos de ser escuchados. </div><div align="justify"></div><div align="justify">En lo personal, me marcó mucho la manera en que vivías tu libertad y el respeto por la libertad de los demás, aun cuando no estuvieras convencido de que la decisión fuera la correcta, cuando no coincidieras. Fuiste la persona más íntegra que conocí...</div><br /><div align="justify">Heredé de vos la indignación frente a la injusticia, algunos rasgos físicos, las ganas de cambiar el mundo, el gusto por todas -absolutamente todas- las comidas, la capacidad de saber escuchar a los demás, el placer por la lectura, el espíritu de lucha, la facilidad para los idiomas, la sensibilidad ante el sufrimiento...</div><br /><div align="justify">No te voy a mentir: te extraño mucho... particularmente, sentí mucho que no hubieras estado con nosotros cuando Javi se casó, cuando me recibí, cuando vendimos el hogar familiar, cuando nació Benja -¡si lo vieras... tu nieto primogénito es igualito a vos!, cuando se casaron Hadita y Duende, cuando nos fuimos de mini-vacaciones todos juntos el año pasado, cuando se me rompió el corazón (todas y cada una de las veces en que se me rompió, por los motivos que fuera), cuando no sé cómo hacer para salir de la inercia. </div><br /><div align="justify">Pero sería injusta si no te dijera que también te siento conmigo adonde quiera que vaya. Como te dijera cuando nos despedimos tan sorpresiva e inesperadamente aquél domingo 25: siempre vas a estar en mi corazón... aunque a veces no recuerde bien cómo era tu voz, aunque no te hable todos los días. </div><br /><div align="justify">Ése ha sido precisamente tu mayor logro, tu gran satisfacción: continuar "viviendo" en tus hijos, que te recordamos con alegría y que -dentro de nuestras limitaciones y cada uno a su manera- nos animamos modestamente a seguir tus pasos.</div><br /><div align="justify">Te quiero con el alma.</div>Aurora Casildahttp://www.blogger.com/profile/10267544561903695961noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7175891184024317390.post-64897422910106889902010-04-28T00:00:00.010-03:002010-04-30T21:38:22.315-03:00Abril... época de ¿balances?<div align="justify">Sí... sé que vengo cargada de anacronismos. Éste, el de hacer balances fuera de temporada, es uno de los más llamativos. ¿Será porque a fin de año suelo llegar con lo que queda de mí? ¿Será porque habitualmente las fichas me caen siempre un poco más tarde que al común denominador de la gente? ¿Será porque estoy tan acostumbrada a adelantarme a los hechos que, en determinadas cuestiones, cuando efectivamente suceden, éstos me pasan desapercibidos frente a mis narices y caigo en la cuenta tarde, cuando ya estoy en el medio del baile? ¿Será porque nací en otoño? ¿Será porque con la llegada de los primeros fríos, con el caer de las hojas anaranjadas de los árboles, con las bufandas que se animan a asomar después de 6 meses de dormir con naftalinas, con los días más cortos -pero que paradójicamente se me hacen eteeeernos-, no me quedan más alternativas que aceptar que se acabó lo que se daba: el verano se baja de la cartelera hasta nuevo aviso, llevándose consigo el perfume de las flores de la cuadras que diariamente camino hasta mi casa, acallando el espíritu de fiesta y las noches interminables, postergando los helados, embalando las sandalias, palideciendo las pieles doradas y opacando los colores rabiosos...?</div><div align="justify"></div><div align="justify">Definitivamente, no sé a qué debo el honor de este delay... la cosa es que la hora de contabilizar qué hay en mi "debe" y qué en mi "haber" me llega en el mes de abril.</div><div align="justify"></div><div align="justify">Habitualmente tengo la sensación de que esta operación aritmética arroja resultados nefastos... y no precisamente porque haya mucho en la columna del "haber". Como era a las claras previsible, de todas las cosas que me propongo año tras año, muchas... muchísimas, quedan en el tintero, para ser nuevamente asentadas en el próximo ejercicio. Me pregunto si este resultado tendrá alguna relación con mi ya por ustedes conocida "nulidad absoluta"...</div><div align="justify"></div><div align="justify">Contra todos los pronósticos, este balance anual me ha sorprendido gratamente. A continuación, paso a citar algunos de los acontecimientos que figuran en el "haber" de mi 2009: </div><div align="justify"></div><ol><li><div align="justify">Luego de un 2008 con algunos altibajos y fuertes cimbronazos, me instalé en una hermosa casita, ubicada en un nuevo barrio, a los cuales me pude adaptar con bastante rapidez, pese a que no me tenía mucha fe... debo reconocer.</div></li><li><div align="justify">Pude ir equipando mi hogar, despacito... lentamente... pero finalmente se puede decir que he conseguido hacerme de todas aquellas cosas básicas materiales que necesitaba para vivir dignamente.</div></li><li><div align="justify">Después de mucho fantasear con la idea, y con poca experiencia en la materia, me convertí en la dueña <em>canchera</em> de un autito. Pero eso no es todo... lo más trascendente es que me animé a manejarlo... ¡y me encanta! Me proporciona un halo de libertad al que me estoy volviendo adicta.</div></li><li><div align="justify">Casi al mismo tiempo, llegó mi mejor regalito de cumpleaños: una preciosa y adorable bolita de pelos que cabía en la palma de mi mano y maullaba sin parar a la que bauticé Beto. Desde entonces, Beto y yo nos convertimos en una suerte de "roommates", aprendiendo el uno del otro -digamos que yo tenía mucho más que aprender de él que él de mí en ese entonces- pasando por todos los matices que cualquier convivencia conlleva, claro está.</div></li><li><div align="justify">Adopté nuevos amigos... de los grandes. Belze, Pantera, Herculina, Nildis, Recursita. Si bien ya los conocía de antes, en 2009 se forjó entre nosotros una de esas amistades inquebrantables, de las que permanecen firmes en las buenas y en las malas, en las que el diálogo con las miradas dice mucho más de lo que podrían llegar a definir las palabras. He compartido -y sigo compartiendo- con ellos momentos divertidos, celebraciones, fiestas, conciertos, recitales, despedidas, pijama-parties, interminables partidas de truco, picadas, comidas, almuerzos, paseos, viajes, salidas, mudanzas, idas al supermercado y al shopping, diseños, filmaciones, memos, microemprendimientos, risas, llantos, decepciones, angustias, miedos, alegrías, frustraciones, emociones... en una palabra, la vida. Me apoyaron en todo momento y me ayudaron a pararme de nuevo sobre mi propio eje, a reencontrarme a mí misma. Grandes joyitas que me trajo 2009.</div></li><li><div align="justify">Fortalecí mi amistad con mis viejos amigos... algunos estando cerca; otros a la distancia. Éste último es el caso de mi querida Elizabeth, por ejemplo. Si bien Eli se jugó a vivir su propia aventura y partió con sus bártulos para el Sur, siempre la llevo conmigo en un lugar muy especial de mi corazón. ¡Tantas cosas hemos vivido juntas que ya es indefectiblemente una parte mía! Imposible enumerarlas a todas en este post. Baste con rememorar algunas: los fines de semana de estudiantes, encerradas preparando el examen venidero, las historias de amor, la profesión, las disquisiciones filosóficas, los puchos debajo de la escalera, las agarradas con sus respectivas charlas para recomponer relaciones, el anhelo de ser mejores personas, "el rayo que no cesa", las dudas acerca de nuestras respectivas identidades (cada una a su manera), el chiche con Edith Piaf sonando de fondo... Otro estandarte, mi amigo Ismael, a quien también a lo lejos se lo siente cerca... De los amigos que siguen amarrando en la Big Apple, durante 2009, mi amistad con Betina dio un vuelco: nunca nos sentimos más identificadas. Nos tocó atravesar situaciones difíciles, nos dimos ánimo mutuamente y salimos a flote, aunque a veces ella sienta que sigue flotando a la deriva... El tiempo me dará la razón. No puedo olvidarme de Diana. ¡Cuántos cafecitos con pucho incluido, a veces con tiempo y otras a las corridas! Igual nos las ingeniamos para seguir en contacto, hablando de las cosas de todos los días, de las cosas que nos afectan y de cómo hacemos para superarlas. Querida amiga... cómo agradecerle la rasqueta, la lija, la pintura, el mandado de último momento... Siempre, siempre, pero siempre... pase lo que pase, seguiremos siendo amigas... estoy segura. Y por último, las chiquis de la escuela. Cada una a su ritmo, cada una con sus respectivas historias, pero compartiendo desde las comidas hasta el nuevo diente de uno de los retoños, la llegada de un bebé, los logros profesionales, las fotos, los cuadros, los pacientes, los mails. Agradezco por seguir teniéndolas a mi lado después de tantos años.</div></li><li><div align="justify">En el plano familiar, nació mi primer sobrino. ¡Tienen que verlo! Es un gorrrrdo hermoso, que nos tiene a todos embelezados. Pura sonrisa... nos cambió la vida. Sus papás, la abuelita, las tías... todos idiotizados con la criatura, que es un verdadero espectáculo. </div></li><li><div align="justify">Como si todo esto fuera poco, estoy estrenando cuñado: ¡Duende, bienvenido a la familia! ¡Aguante Sri Lanka! </div></li><li><div align="justify">Rose, mi mamá. Este 2009 nos encontró más compañeras que nunca... Doy gracias por sus consejos, sus cuidados -a veces un poco excesivos, pero bueno... cuidados al fin-, por haberme ayudado con los trámites que no pude hacer por estar en el trabajo, por nuestras charlas sobre los miedos que nos asaltan, los achaques que nos tiran abajo, los pequeños grandes triunfos. ¡Cómo quiero a mi mamucha!</div></li><li><div align="justify">No quiero dejar de mencionar a un ser tan lleno de luz que encandila... y no sólo hablo por mi sino que me atrevo a hacer extensiva esta apreciación a todo aquel que la conoce: mi hermana... Hadita. ¿Qué habría sido de mí sin ella? ¿Sin su palabra justa, sin su compañía, sin esas tardes de mates y puchos, sin sus dibujitos, sin sus estrellas y planetas, sin sus letras, sin sus juegos, sin su brújula? Es un ser hermoso... siento una profunda admiración por ella y la adoro con toda el alma. Creo que aun no sabe lo que me fue enseñando y el efecto que su vida produce en la mía. </div></li></ol><p align="justify">Esta larga lista de goles -para ir mentalizándome con la inminencia del mundial que se avecina- supera ampliamente el "debe", como habrán notado... Por suerte, este 2010 me encuentra con el corazón más grande, junto a mi felino inseparable, en mi hogar y sobre ruedas. Y estoy segura de que, armada como estoy hasta los dientes, los pendientes están en vías de extinción... Hagan sus apuestas. Yo brindo porque en abril de 2011 pueda contabilizar muchos más registros en mi "haber", si es que es posible seguir sumando...</p>Aurora Casildahttp://www.blogger.com/profile/10267544561903695961noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7175891184024317390.post-77323333620400710452010-04-27T01:50:00.003-03:002010-04-27T03:14:03.023-03:00Punto de partida: nulidad absoluta<div align="justify">¡Hola! Bienvenidos a mi flamante blog. Soy Aurora Casilda.<br /><br />Me encuentro incursionando por estos lares para combatir una sensación de hastío que me embarga y que algunos eruditos han dado en llamar lisa y llanamente "nulidad absoluta".<br />Este concepto puede dar a entender varias cosas y todas ellas son válidas en este camino que recién comienzo a recorrer. Vayamos por partes...<br /><br />En primer lugar, algunos podrían decir que alude a un mero tecnicismo legal. En efecto, tal como enseñan los libros de leyes, "una vez decretada la nulidad absoluta de un acto jurídico, las cosas habrán de volver a su estado anterior". En este sentido, estoy tratando de volver a mi estado anterior, a mi estado original. ¿Anterior a qué?, podrán preguntarse... lo irán descubriendo en la medida en que me acompañen en esta aventura.<br /><br />Otros, más literales, podrían pensar que con el término "nulidad absoluta" hago referencia a mis capacidades; o mejor dicho, a mis IN-capacidades. ¡A ustedes, señores, los desafío a que esperen y vean! Aunque aun no conozca bien de qué soy capaz, no está muerto quien pelea. Y de eso se trata, de darle pelea a la inercia que anula.<br /><br />Si algún entendido en el estudio de la psiquis humana pasara por aquí, tal vez aseveraría que mi autoestima no está muy sana que digamos... hay que estar muuuuy maaaal para confesar que uno padece síntomas de nulidad absoluta, ¿no? Pues bien, no sé qué tan mal estará mi cabeza por estos días en términos psicológicos, pero sí les digo que he pasado por el diván en más de una ocasión, que suelo ir de vez en cuando necesito claridad y escucharme a mí misma; y que, si bien comenzar a escribir viene a ser una suerte de oportunidad para la catarsis, más bien apunta a apropiarme de un espacio para desarrollar mis habilidades -cuales sean que fueran-, abrir las ventanas y echar a andar. Yo lo definiría más como una herramienta de autoconocimiento y descubrimiento interior que como una patología kafkiana.<br /><br /><strong>Las Andanzas de Aurora</strong> nace entonces para dejar atrás la oscuridad, el gris y la opacidad de la rutina cotidiana, para despertar del letargo, y descubrir así qué tanto me estoy perdiendo de vivir acovachada por temor a fracasar. Vendría a ser como un "cable a cielo", si se me permite la expresión...<br /><br />Dicen que cuando uno camina por el mundo, éste necesariamente lo transforma y viceversa; uno va dejando una huella, su propia huella. Bueno... ése es mi desafío ahora.<br /><br />Al que le guste, bienvenido... al que no le guste, puede seguir navegando por el vasto y extenso río de blogs que fluye en paralelo.<br /><br />Efectuadas que fueran las presentaciones, relatados los hechos, abierto el juego... ¡manos a la obra! Es hora de despertar. Y que sea lo que tenga que ser...</div>Aurora Casildahttp://www.blogger.com/profile/10267544561903695961noreply@blogger.com0