martes, 27 de abril de 2010

Punto de partida: nulidad absoluta

¡Hola! Bienvenidos a mi flamante blog. Soy Aurora Casilda.

Me encuentro incursionando por estos lares para combatir una sensación de hastío que me embarga y que algunos eruditos han dado en llamar lisa y llanamente "nulidad absoluta".
Este concepto puede dar a entender varias cosas y todas ellas son válidas en este camino que recién comienzo a recorrer. Vayamos por partes...

En primer lugar, algunos podrían decir que alude a un mero tecnicismo legal. En efecto, tal como enseñan los libros de leyes, "una vez decretada la nulidad absoluta de un acto jurídico, las cosas habrán de volver a su estado anterior". En este sentido, estoy tratando de volver a mi estado anterior, a mi estado original. ¿Anterior a qué?, podrán preguntarse... lo irán descubriendo en la medida en que me acompañen en esta aventura.

Otros, más literales, podrían pensar que con el término "nulidad absoluta" hago referencia a mis capacidades; o mejor dicho, a mis IN-capacidades. ¡A ustedes, señores, los desafío a que esperen y vean! Aunque aun no conozca bien de qué soy capaz, no está muerto quien pelea. Y de eso se trata, de darle pelea a la inercia que anula.

Si algún entendido en el estudio de la psiquis humana pasara por aquí, tal vez aseveraría que mi autoestima no está muy sana que digamos... hay que estar muuuuy maaaal para confesar que uno padece síntomas de nulidad absoluta, ¿no? Pues bien, no sé qué tan mal estará mi cabeza por estos días en términos psicológicos, pero sí les digo que he pasado por el diván en más de una ocasión, que suelo ir de vez en cuando necesito claridad y escucharme a mí misma; y que, si bien comenzar a escribir viene a ser una suerte de oportunidad para la catarsis, más bien apunta a apropiarme de un espacio para desarrollar mis habilidades -cuales sean que fueran-, abrir las ventanas y echar a andar. Yo lo definiría más como una herramienta de autoconocimiento y descubrimiento interior que como una patología kafkiana.

Las Andanzas de Aurora nace entonces para dejar atrás la oscuridad, el gris y la opacidad de la rutina cotidiana, para despertar del letargo, y descubrir así qué tanto me estoy perdiendo de vivir acovachada por temor a fracasar. Vendría a ser como un "cable a cielo", si se me permite la expresión...

Dicen que cuando uno camina por el mundo, éste necesariamente lo transforma y viceversa; uno va dejando una huella, su propia huella. Bueno... ése es mi desafío ahora.

Al que le guste, bienvenido... al que no le guste, puede seguir navegando por el vasto y extenso río de blogs que fluye en paralelo.

Efectuadas que fueran las presentaciones, relatados los hechos, abierto el juego... ¡manos a la obra! Es hora de despertar. Y que sea lo que tenga que ser...

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