jueves, 30 de diciembre de 2010

Para mis amigos... una reflexión de fin de año.

"Año Nuevo, vida nueva". Sí, sé que es muy trillada esa frase... Sé que uno no se reinventa porque cambie el calendario y vuelva a correr la perinola... Sé que en breve arranca el 2011 y que indefectiblemente va a venir cargado de un puñado de cuentas que quedaron pendientes, de temas sin resolver, de vínculos por afianzar, de objetivos que no hemos podido lograr...
Pero lo bueno es que viene... y que, así como hay cosas que arrastra del año anterior, no es menos cierto que también se vendrá insuflando nuevos aires, nuevas posibilidades, abriendo camino a nuevos proyectos, nuevas sorpresas, con la perspectiva de conocer gente nueva, conseguir nuevos trabajos, conocer nuevos lugares, vivir nuevas historias...
Dicen los que saben que para vivir lo nuevo hay que cerrar primero la etapa que se deja atrás; para dar un paso, hay que necesariamente adelantar el pie que quedó relegado en el paso anterior. Pero no sé si en este caso se aplicaría estrictamente hablando...
En mi caso personal, estoy ansiosa porque llegue el 2011 para barajar de nuevo y andar, sin saber muy bien hacia dónde; sin saber tampoco qué me deparará, pero andar al fin... Soy -junto con el querido tío Mario Benedetti- de esas personas que piensan que una de las cosas más importantes en la vida es andar... no dejarse estar, no quedarse paralizado, no bajar los brazos, no dar nada por sentado, no salvarse, no suplir la voluntad de nadie ni permitir que nadie supla la nuestra, caminar, correr, caerse y levantarse... sobre todo eso, siempre levantarse.
Ahora bien, es una realidad que este 2010 no nos deja solamente saldos en rojo ni se va con las manos vacías. Al irse, nos deja un sinfín de buenos momentos, un par -o dos- de enseñanzas, una estela de regalos de esos que no se pueden comprar. Diría mi buen amigo Ismael que aun quedan "tantas cosas por nombrar, tantas cosas por hacer... todas contigo". Y, como de costumbre, así también lo veo yo.
Por eso, en estas fiestas -si de nombrar regalos se trata- el mío consiste en haber compartido con vos tu dolor, haberte prestado mi hombro, haber podido escucharte, haberte dado mi tiempo, mi opinión, mi casa. Mi regalo es haber celebrado codo a codo tus logros, tus alegrías, tus pequeños instantes de felicidad. Mi regalo es haberme dado.
Claro que este obsequio del que hablo no se circunscribe a mí solamente: para ser pleno, completo, requirió de tu presencia, de tu contraprestación -como se dice en la jerga abogadil-. De ahí que estoy tan agradecida por haber podido contar con vos. Te doy gracias por tus abrazos, tus silencios, tus risas, tus mates, tu mirada, tu palabra, tu estar ahí para mí cuando lo necesité. De esta manera, mi regalo es también que vos te me hayas dado.
En definitiva, y aunque parezca un trabalenguas, creo que el mayor regalo es darse. Y poder darme/nos no tiene precio.
Mañana, cuando llegue el 2011, voy a brindar por seguir andando, dándonos, proyectando, soñando, riendo, llorando, levantándonos, compartiendo, creciendo, superándonos, animándonos, aprendiendo... En suma, mi deseo es que en este nuevo año sigamos cultivando el regalo de nuestra amistad, que cumplamos todos nuestros deseos y que no nos pasen desapercibidas esas pequeñas cosas que nos hacen simplemente felices.
¡Gracias por todo 2010, hasta siempre! ¡Bienvenido 2011!

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Y la vida pasa...

De un tiempo a esta parte estuve mascullando ideas... sobre algunas de ellas me voy a detener en este post.
"La vida es aquello que te pasa cuando estás ocupado haciendo otros planes", decía John Lennon en una de sus canciones... ¡cuánta verdad!
Uno se pasa la vida agendando actividades, apuntando reuniones, armando programas, y al final, termina por sentir que no hizo nada; que nada verdaderamente relevante le ha hecho estremecer, le ha tocado el alma, le ha hecho más feliz.
Hace poco, hablando con un amigo, yo le comentaba acerca de la profunda insatisfacción que me producía la gris rutina que englobaba mis días, la frustración que me generaba el no poder hacer nada para modificar ningún ítem de mi agenda, lo diferente que había soñado que iba a ser mi vida cuando era una niña, en contraposición con lo que actualmente terminó siendo.
Luego de escucharme con especial atención, me dijo algo que me dejó pensando, y que guarda mucha relación con la frase de Lennon: "te estás perdiendo de vivir lo mejor, pensando en lo que no fue... haceme caso, cuando salgas mañana de tu casa rumbo al trabajo, en la oficina, cuando salgas a la calle, mirá a tu alrededor... estate atenta... en todos lados vas a encontrar ocasiones para llenar de sentido tu vida, para ser feliz".
¡Y cuánta razón tenía! Hay tantas cosas que nos suceden a diario que nos reconcilian con el mundo, con nosotros mismos... El olor de los jazmines floreciendo; la sonrisa de un niño; la perseverancia de los ancianos que, pese a sus achaques propios de la edad, siguien dando pelea, aunque más no sea pidiéndote ayuda para cruzar una calle; el sagrado mate con los compañeros del trabajo; la vuelta al parque; el canto de los pajaritos cuando amanece; el olor a tierra mojada después de la lluvia; la complicidad con los amigos; la tranquilidad de conciencia después de haber hecho las cosas bien; la letra de una canción que nos hace soñar con la posibilidad de un mundo mejor; el reconocerse frágil y vulnerable hasta las lágrimas, que siempre se comparten; la felicidad por haber logrado un nuevo desafío; el poder abrir el alma una y otra vez, aun después de haber sufrido varias heridas; el saberse niño, a pesar de los años que uno tiene encima...
Es cierto; de hecho, a mi personalmente me pasó: si alguien me hubiera preguntado hace 20 años atrás cómo sería mi vida a esta altura del partido, mi respuesta habría sido otra. ¡Pero... qué bueno que pude aprender a valorar esas pequeñas cosas! ¡qué bueno que me animé a encarar otros proyectos, a andar otros caminos cuando el mío, el que me había trazado en su momento, no tenía salida! ¡qué bueno que todavía hay cosas que nos sorprenden, que nos tocan el alma! ¡qué bueno que aun podamos encontrarnos aun en la vorágine de la rutina cotidiana! ¡qué bueno reconocerse en la mirada del otro! ¡qué bueno poder compartir el peso de nuestros fracasos con esos hermanos que uno va eligiendo en el camino!
No tengo recetas... no sé cuál es la clave... sólo sé que hay que relajarse, abrir los ojos y dejarse llevar más...

viernes, 16 de julio de 2010

La estructura de la desestructura

Ante todo, me disculpo por el tiempo que hace que no escribo... comprenderá Ud. al finalizar de leer estas líneas, que todo tiene una razón de ser, y que lo que parece a simple vista un "cuelgue" no traduce otra cosa que la que me propuse conseguir al iniciar este emprendimiento catártico: vivir el momento.
Efectuadas estas aclaraciones, vayamos al tema que me trae acá hoy...
Hace poco tiempo, tuve el honor de conocer a una persona que, casi al pasar y sin intenciones de generar -creo yo- otra cosa que una buena impresión, me dijo: "las contradicciones son el motor de la historia".
Imagine Ud. mi sorpresa cuando, haciendo yo hincapié en una de las que consideraba mis mayores debilidades, me encuentro con la posibilidad de cambiar de perspectiva, animándome así a repensar el concepto y las estructuras sobre las que éste reposaba. El desafío se tornó ineludible, cuando, luego de pronunciar la frase, esta persona -Lord Jenkins, reconocido científico social en formación- agregó: "deberías sentirte orgullosa de tenerlas". ¡Plop!
Nunca, hasta ese momento, había visto a las contradicciones desde esa óptica: para mí, se trataba de luchar contra ellas para alcanzar así la integridad de la adultez, la estabilidad emocional. De alguna manera, ahora existía una nueva alternativa; la de vivirlas como un paso hacia el cambio, hacia el crecimiento. La sola idea de pasar de una connotación a la otra encerraba en sí misma una contradicción por oposición...
¿De dónde cuernos saqué que tener contradicciones es algo negativo, que uno tiene que ir por la vida como haciendo la plancha en la seguridad de sus decisiones equilibradas que, por ser tales, no se contradicen? Analizando la temática con otros ojos, las contradicciones habilitan cuestionamientos y planteos que al pensamiento lineal y monocorde no se le ocurren. Claramente, habiendo visto la riqueza que se esconde tras este nuevo significado de la palabra, si me dieran a elegir, prefiero sufrir a no sentir; equivocarme a no buscar nuevos horizontes; in-dig-nar-me y dar batalla a quedarme inmóvil al borde del camino.
El ser humano necesita de estructuras para poder fundar su existencia; sin ellas, no hay subjetividad que pueda permanecer en pie y mucho menos, echar raíces sólidas. Ahora bien, guarda con la solidez de las estructuras; no vaya a ser cosa que éstas sean de hormigón armado; tan pesadas que nos impidan siquiera esbozar la idea de cambiarlas cuando nos estancan y nos hunden.
En este sentido, puede decirse que estoy trabajando en la adopción de "la estructura de la desestructura", para seguir citando a Lord Jenkins. Es revelador, y por suerte, es parte del trato...
Y hablando un poco de los fenómenos sociales, de la repercusión que genera la sociedad en la vida de cada miembro, y viceversa, hoy alzo la copa por la sociedad argentina que, pese a sus contradicciones -o debiera decir, gracias a ellas-, supo valorar la libertad y la igualdad individuales por sobre el paternalismo y la intolerancia, al aprobar la ley que habilita el matrimonio civil entre personas, sin importar su preferencia sexual. Creo que como sociedad, y más allá de lo que cada uno pueda llegar a pensar o sentir en su fuero interno, hemos dado un paso muy importante hacia la integración, hacia el respeto de lo diferente, hacia la lucha por la justicia, motivo por el cual me enorgullezco, también.
En última instancia, un agradecimiento especial a Lord Jenkins, por haberme dado luz contribuyendo de alguna manera, a mi crecimiento personal... como Dios manda (dd).
En suma, nunca es tarde para nacer de nuevo... citando a los grandes, Antonio Machado diría "hoy es siempre todavía"... Ismael Serrano agregaría "toda la vida es ahora". Brindo por eso ¡Salud!

domingo, 9 de mayo de 2010

Carta a papá

El otro día estaba con Hadita y Macrán y, sin proponérnoslo, terminamos hablando de vos... Es increíble que después de 10 años de no tenerte físicamente entre nosotros, te sigamos sintiendo tan presente...

Macrán no te conoció... así fue que con Hadita le hicimos un breve racconto de la persona que fuiste, de lo que hiciste, de lo mucho que estudiaste, de tu espíritu de lucha, de las "casualidades" que enmarcaron tu vida, de tu sabiduría, de tu legado, de tu partida...

Luego de un par de horas en el auto, varios cigarrillos, algunas lágrimas y una imborrable sonrisa dibujada en nuestras caras -caripelas, más bien te diré... como te imaginarás, ya eran casi las 2 de la mañana cuando comenzó la conversación- concluimos que fuiste un tipo exitoso. Aclaremos: el éxito entendido en el sentido más acabado y profundo de la palabra. Es decir; no montaste una empresa multinacional, no acumulaste riquezas materiales, no hiciste grandes descubrimientos científicos, no dirigiste los destinos de una nación. Sin embargo, fuiste exitoso como ser humano, como marido, como padre.

Viviste una vida admirable, llena de reveses que, lejos de derrumbarte o abatirte, te fortalecieron: viniste de Europa con 8 meses de vida, huyendo de los fantasmas de la Primera Guerra Mundial; creciste en un pequeño pueblito como Morteros; lograste insertarte pese a las barreras propias del idioma; estudiaste más allá de la falta de recursos económicos. Después vino el internado en Santa Fe; tu vocación de servicio que te llevó nuevamente a Europa, esta vez para perfeccionarte en las más prestigiosas universidades de Roma y París -¡nada menos!-; la docencia. Luego, tu vida dio un giro: te casaste, nos tuviste a nosotros tres, te reinventaste para poder ganarte la vida haciendo lo mejor que sabías hacer: "tocar almas". Y así fue como empezaron las valijas, los aviones, los cursos, las charlas, los recursos humanos. Paradójicamente, en los '90, cuando lograste por fin enlistarte en el club de los "propietarios", y mientras se respiraba un clima de fiesta y prosperidad en el país, el trabajo empezó a menguar. No obstante, nunca perdiste la calma. Siempre, por más angustiado que estuvieras, tu semblante reflejaba una paz que contagiaba. Tanta paz irradiabas, que aun los que no te conocían bien quedaban sorprendidos. Porque tu paz era auténtica; no tenía doblez; no escondía cobardía ni conformismo. Y en paz te fuiste, como no podía ser de otra forma...

Con Hadita recordábamos -entre otras- tus marcas registradas: tu inconfundible campera roja, la pasión con que devorabas los libros, los programas de Grondona, los cafés con leche de todas las mañanas, tu preocupación por las corrientes de aire "traicioneras", las botas de gamuza, los partidos de Gaby Sabatini, los traqueteos de tu máquina de escribir, las sobremesas eternas.

Creo que tu éxito como papá se debió a que no tomaste atajos sino que elegiste andar el camino, por más sinuoso que éste se pudiera poner a cada paso que dabas. No fuiste un padre ausente ni permisivo; tampoco autoritario: sabías poner los límites y estabas abierto a escuchar nuestros descargos ante una medida que -a nuestro modo de ver- era desproporcionada o injusta. Habilitabas el diálogo y el cuestionamiento, lo que sin dudas fomentó tanto nuestra capacidad de argumentación así como el convencimiento de que éramos dignos de ser escuchados.
En lo personal, me marcó mucho la manera en que vivías tu libertad y el respeto por la libertad de los demás, aun cuando no estuvieras convencido de que la decisión fuera la correcta, cuando no coincidieras. Fuiste la persona más íntegra que conocí...

Heredé de vos la indignación frente a la injusticia, algunos rasgos físicos, las ganas de cambiar el mundo, el gusto por todas -absolutamente todas- las comidas, la capacidad de saber escuchar a los demás, el placer por la lectura, el espíritu de lucha, la facilidad para los idiomas, la sensibilidad ante el sufrimiento...

No te voy a mentir: te extraño mucho... particularmente, sentí mucho que no hubieras estado con nosotros cuando Javi se casó, cuando me recibí, cuando vendimos el hogar familiar, cuando nació Benja -¡si lo vieras... tu nieto primogénito es igualito a vos!, cuando se casaron Hadita y Duende, cuando nos fuimos de mini-vacaciones todos juntos el año pasado, cuando se me rompió el corazón (todas y cada una de las veces en que se me rompió, por los motivos que fuera), cuando no sé cómo hacer para salir de la inercia.

Pero sería injusta si no te dijera que también te siento conmigo adonde quiera que vaya. Como te dijera cuando nos despedimos tan sorpresiva e inesperadamente aquél domingo 25: siempre vas a estar en mi corazón... aunque a veces no recuerde bien cómo era tu voz, aunque no te hable todos los días.

Ése ha sido precisamente tu mayor logro, tu gran satisfacción: continuar "viviendo" en tus hijos, que te recordamos con alegría y que -dentro de nuestras limitaciones y cada uno a su manera- nos animamos modestamente a seguir tus pasos.

Te quiero con el alma.

miércoles, 28 de abril de 2010

Abril... época de ¿balances?

Sí... sé que vengo cargada de anacronismos. Éste, el de hacer balances fuera de temporada, es uno de los más llamativos. ¿Será porque a fin de año suelo llegar con lo que queda de mí? ¿Será porque habitualmente las fichas me caen siempre un poco más tarde que al común denominador de la gente? ¿Será porque estoy tan acostumbrada a adelantarme a los hechos que, en determinadas cuestiones, cuando efectivamente suceden, éstos me pasan desapercibidos frente a mis narices y caigo en la cuenta tarde, cuando ya estoy en el medio del baile? ¿Será porque nací en otoño? ¿Será porque con la llegada de los primeros fríos, con el caer de las hojas anaranjadas de los árboles, con las bufandas que se animan a asomar después de 6 meses de dormir con naftalinas, con los días más cortos -pero que paradójicamente se me hacen eteeeernos-, no me quedan más alternativas que aceptar que se acabó lo que se daba: el verano se baja de la cartelera hasta nuevo aviso, llevándose consigo el perfume de las flores de la cuadras que diariamente camino hasta mi casa, acallando el espíritu de fiesta y las noches interminables, postergando los helados, embalando las sandalias, palideciendo las pieles doradas y opacando los colores rabiosos...?
Definitivamente, no sé a qué debo el honor de este delay... la cosa es que la hora de contabilizar qué hay en mi "debe" y qué en mi "haber" me llega en el mes de abril.
Habitualmente tengo la sensación de que esta operación aritmética arroja resultados nefastos... y no precisamente porque haya mucho en la columna del "haber". Como era a las claras previsible, de todas las cosas que me propongo año tras año, muchas... muchísimas, quedan en el tintero, para ser nuevamente asentadas en el próximo ejercicio. Me pregunto si este resultado tendrá alguna relación con mi ya por ustedes conocida "nulidad absoluta"...
Contra todos los pronósticos, este balance anual me ha sorprendido gratamente. A continuación, paso a citar algunos de los acontecimientos que figuran en el "haber" de mi 2009:
  1. Luego de un 2008 con algunos altibajos y fuertes cimbronazos, me instalé en una hermosa casita, ubicada en un nuevo barrio, a los cuales me pude adaptar con bastante rapidez, pese a que no me tenía mucha fe... debo reconocer.
  2. Pude ir equipando mi hogar, despacito... lentamente... pero finalmente se puede decir que he conseguido hacerme de todas aquellas cosas básicas materiales que necesitaba para vivir dignamente.
  3. Después de mucho fantasear con la idea, y con poca experiencia en la materia, me convertí en la dueña canchera de un autito. Pero eso no es todo... lo más trascendente es que me animé a manejarlo... ¡y me encanta! Me proporciona un halo de libertad al que me estoy volviendo adicta.
  4. Casi al mismo tiempo, llegó mi mejor regalito de cumpleaños: una preciosa y adorable bolita de pelos que cabía en la palma de mi mano y maullaba sin parar a la que bauticé Beto. Desde entonces, Beto y yo nos convertimos en una suerte de "roommates", aprendiendo el uno del otro -digamos que yo tenía mucho más que aprender de él que él de mí en ese entonces- pasando por todos los matices que cualquier convivencia conlleva, claro está.
  5. Adopté nuevos amigos... de los grandes. Belze, Pantera, Herculina, Nildis, Recursita. Si bien ya los conocía de antes, en 2009 se forjó entre nosotros una de esas amistades inquebrantables, de las que permanecen firmes en las buenas y en las malas, en las que el diálogo con las miradas dice mucho más de lo que podrían llegar a definir las palabras. He compartido -y sigo compartiendo- con ellos momentos divertidos, celebraciones, fiestas, conciertos, recitales, despedidas, pijama-parties, interminables partidas de truco, picadas, comidas, almuerzos, paseos, viajes, salidas, mudanzas, idas al supermercado y al shopping, diseños, filmaciones, memos, microemprendimientos, risas, llantos, decepciones, angustias, miedos, alegrías, frustraciones, emociones... en una palabra, la vida. Me apoyaron en todo momento y me ayudaron a pararme de nuevo sobre mi propio eje, a reencontrarme a mí misma. Grandes joyitas que me trajo 2009.
  6. Fortalecí mi amistad con mis viejos amigos... algunos estando cerca; otros a la distancia. Éste último es el caso de mi querida Elizabeth, por ejemplo. Si bien Eli se jugó a vivir su propia aventura y partió con sus bártulos para el Sur, siempre la llevo conmigo en un lugar muy especial de mi corazón. ¡Tantas cosas hemos vivido juntas que ya es indefectiblemente una parte mía! Imposible enumerarlas a todas en este post. Baste con rememorar algunas: los fines de semana de estudiantes, encerradas preparando el examen venidero, las historias de amor, la profesión, las disquisiciones filosóficas, los puchos debajo de la escalera, las agarradas con sus respectivas charlas para recomponer relaciones, el anhelo de ser mejores personas, "el rayo que no cesa", las dudas acerca de nuestras respectivas identidades (cada una a su manera), el chiche con Edith Piaf sonando de fondo... Otro estandarte, mi amigo Ismael, a quien también a lo lejos se lo siente cerca... De los amigos que siguen amarrando en la Big Apple, durante 2009, mi amistad con Betina dio un vuelco: nunca nos sentimos más identificadas. Nos tocó atravesar situaciones difíciles, nos dimos ánimo mutuamente y salimos a flote, aunque a veces ella sienta que sigue flotando a la deriva... El tiempo me dará la razón. No puedo olvidarme de Diana. ¡Cuántos cafecitos con pucho incluido, a veces con tiempo y otras a las corridas! Igual nos las ingeniamos para seguir en contacto, hablando de las cosas de todos los días, de las cosas que nos afectan y de cómo hacemos para superarlas. Querida amiga... cómo agradecerle la rasqueta, la lija, la pintura, el mandado de último momento... Siempre, siempre, pero siempre... pase lo que pase, seguiremos siendo amigas... estoy segura. Y por último, las chiquis de la escuela. Cada una a su ritmo, cada una con sus respectivas historias, pero compartiendo desde las comidas hasta el nuevo diente de uno de los retoños, la llegada de un bebé, los logros profesionales, las fotos, los cuadros, los pacientes, los mails. Agradezco por seguir teniéndolas a mi lado después de tantos años.
  7. En el plano familiar, nació mi primer sobrino. ¡Tienen que verlo! Es un gorrrrdo hermoso, que nos tiene a todos embelezados. Pura sonrisa... nos cambió la vida. Sus papás, la abuelita, las tías... todos idiotizados con la criatura, que es un verdadero espectáculo.
  8. Como si todo esto fuera poco, estoy estrenando cuñado: ¡Duende, bienvenido a la familia! ¡Aguante Sri Lanka!
  9. Rose, mi mamá. Este 2009 nos encontró más compañeras que nunca... Doy gracias por sus consejos, sus cuidados -a veces un poco excesivos, pero bueno... cuidados al fin-, por haberme ayudado con los trámites que no pude hacer por estar en el trabajo, por nuestras charlas sobre los miedos que nos asaltan, los achaques que nos tiran abajo, los pequeños grandes triunfos. ¡Cómo quiero a mi mamucha!
  10. No quiero dejar de mencionar a un ser tan lleno de luz que encandila... y no sólo hablo por mi sino que me atrevo a hacer extensiva esta apreciación a todo aquel que la conoce: mi hermana... Hadita. ¿Qué habría sido de mí sin ella? ¿Sin su palabra justa, sin su compañía, sin esas tardes de mates y puchos, sin sus dibujitos, sin sus estrellas y planetas, sin sus letras, sin sus juegos, sin su brújula? Es un ser hermoso... siento una profunda admiración por ella y la adoro con toda el alma. Creo que aun no sabe lo que me fue enseñando y el efecto que su vida produce en la mía.

Esta larga lista de goles -para ir mentalizándome con la inminencia del mundial que se avecina- supera ampliamente el "debe", como habrán notado... Por suerte, este 2010 me encuentra con el corazón más grande, junto a mi felino inseparable, en mi hogar y sobre ruedas. Y estoy segura de que, armada como estoy hasta los dientes, los pendientes están en vías de extinción... Hagan sus apuestas. Yo brindo porque en abril de 2011 pueda contabilizar muchos más registros en mi "haber", si es que es posible seguir sumando...

martes, 27 de abril de 2010

Punto de partida: nulidad absoluta

¡Hola! Bienvenidos a mi flamante blog. Soy Aurora Casilda.

Me encuentro incursionando por estos lares para combatir una sensación de hastío que me embarga y que algunos eruditos han dado en llamar lisa y llanamente "nulidad absoluta".
Este concepto puede dar a entender varias cosas y todas ellas son válidas en este camino que recién comienzo a recorrer. Vayamos por partes...

En primer lugar, algunos podrían decir que alude a un mero tecnicismo legal. En efecto, tal como enseñan los libros de leyes, "una vez decretada la nulidad absoluta de un acto jurídico, las cosas habrán de volver a su estado anterior". En este sentido, estoy tratando de volver a mi estado anterior, a mi estado original. ¿Anterior a qué?, podrán preguntarse... lo irán descubriendo en la medida en que me acompañen en esta aventura.

Otros, más literales, podrían pensar que con el término "nulidad absoluta" hago referencia a mis capacidades; o mejor dicho, a mis IN-capacidades. ¡A ustedes, señores, los desafío a que esperen y vean! Aunque aun no conozca bien de qué soy capaz, no está muerto quien pelea. Y de eso se trata, de darle pelea a la inercia que anula.

Si algún entendido en el estudio de la psiquis humana pasara por aquí, tal vez aseveraría que mi autoestima no está muy sana que digamos... hay que estar muuuuy maaaal para confesar que uno padece síntomas de nulidad absoluta, ¿no? Pues bien, no sé qué tan mal estará mi cabeza por estos días en términos psicológicos, pero sí les digo que he pasado por el diván en más de una ocasión, que suelo ir de vez en cuando necesito claridad y escucharme a mí misma; y que, si bien comenzar a escribir viene a ser una suerte de oportunidad para la catarsis, más bien apunta a apropiarme de un espacio para desarrollar mis habilidades -cuales sean que fueran-, abrir las ventanas y echar a andar. Yo lo definiría más como una herramienta de autoconocimiento y descubrimiento interior que como una patología kafkiana.

Las Andanzas de Aurora nace entonces para dejar atrás la oscuridad, el gris y la opacidad de la rutina cotidiana, para despertar del letargo, y descubrir así qué tanto me estoy perdiendo de vivir acovachada por temor a fracasar. Vendría a ser como un "cable a cielo", si se me permite la expresión...

Dicen que cuando uno camina por el mundo, éste necesariamente lo transforma y viceversa; uno va dejando una huella, su propia huella. Bueno... ése es mi desafío ahora.

Al que le guste, bienvenido... al que no le guste, puede seguir navegando por el vasto y extenso río de blogs que fluye en paralelo.

Efectuadas que fueran las presentaciones, relatados los hechos, abierto el juego... ¡manos a la obra! Es hora de despertar. Y que sea lo que tenga que ser...